Nuestra Trayectoria
- proyectoeducaguine
- 30 nov 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 26 mar 2023
Todo empezó el verano de 2019, cuando tras conocer al Padre Crisanto, decidimos iniciar un pequeño proyecto en dos pueblecitos de Guinea Ecuatorial.

El verano de 2019, con sólo 21 años, nos fuimos a la aventura a conocer Mebere y Oyala, dos pueblecitos en mitad de la selva de Guinea Ecuatorial, que ya son nuestra segunda casa. El Padre Crisanto nos había pedido que fuéramos con el corazón abierto, dispuestas a ver, escuchar y entender un país completamente desconocido para nosotras, que apenas 50 años era parte del nuestro. Lo que que pasara después ya dependía de nosotras.
Empezamos con clases para los niños y talleres temáticos para las mujeres, con la suerte de poder hacer también mucha vida en el pueblo. Nos sentimos super queridas y acogidas, y poco a poco fuimos estrechando lazos, algo que también ayudó a que las clases fueran todo un éxito.
Cuando volvimos a España, un trocito de nuestro corazón se había quedado allí, así que decidimos apostar por el proyecto y crear EducaGuinea. No os vamos a engañar, teníamos muchísima ilusión y ganas de ponernos manos a la obra, pero no teníamos ni idea de dónde nos estábamos metiendo. Teníamos 21 años y muy poca experiencia, así que no tardaron en llegar las dificultades, aunque pronto aprendimos que con esfuerzo y constancia, podíamos lograr nuestros objetivos.
Después de mucho trabajo y haber encontrado un grupo de voluntarios que nos quería acompañar, el verano siguiente llegó el Covid y tuvimos que cancelar el viaje. Iba a ser nuestro primer año con un proyecto formal y estructurado, así que nos costó bastante no tirar la toalla, pero decidimos aprovechar para dejarlo todo bien atado y preparar nuevos proyectos para el año siguiente.
Y llegó julio de 2021, y la cosa todavía no estaba como para viajar, pero tampoco podíamos dejarlo más tiempo parado, así que nos fuimos. Fue un mes maravilloso, reformamos el cole de Mebere y empezamos dos proyectos piloto: el comedor y el taller de costura. Los dos gustaron mucho y nos pidieron que los volviéramos a llevar, pero lo mejor es que los hicimos entre todos. Dejó de ser una cosa nuestra y pasó a ser de toda la comunidad.
En 2022 terminamos de lanzarnos y nos llevamos con nosotros un súper grupo de voluntarios. Fue una suerte encontrar gente tan diferente, pero tan complementaria, que desde un principio supieron entender el proyecto y que se entregaron por completo a él. No podemos estar más agradecidas, el equipo va creciendo poco a poco y eso nos emociona.
Este 2023, cinco años después de haber empezado, estamos felices de todo lo que hemos conseguido hasta ahora, y emocionados por todo lo que queda por venir, por seguir aprendiendo y evolucionando. Y deseando ser cada vez más en esta pequeña gran aventura!!
Porque como dice nuestro lema: "El río se llena de arroyos pequeños"
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